El Sr. Boronovsky


Claudio García Fanlo





El Sr. Boronovsky es sordo. Yo no tengo nada contra los sordos. Lo que pasa es que el Sr. Boronovsky es el vecino de al lado y le gusta escuchar música. Sí, es sordo, pero le gusta escuchar ópera, o al menos pensar que la está escuchando.
A mí no me cae mal el Sr. Boronovsky, pero él no sé da cuenta que la música está a todo volumen y a mí me retumba hasta hacer que tiemblen las paredes.

Yo intenté muchas veces hablar con el Sr. Boronovsky, pero claro, le golpeo la puerta y no me escucha, cuando me lo cruzo por el pasillo le quiero hablar y no me entiende porque no puede oírme, y se me queda mirando con una sonrisa en el rostro.
Cuando viene la hija a visitarlo yo aprovecho para hablar con ella y explicarle. Ella baja la música sin que él se dé cuenta y yo puedo respirar tranquilo por un rato. Pero cuando ella se va todo vuelve a la normalidad, aunque suene al revés. Ella me dice que él no se da cuenta, que pobre, que se pone mal cuando ella se enoja y lo reta.
Yo no quiero que el Sr. Boronovsky se sienta mal, pero no puedo estar tranquilo en casa. No puedo leer, ver la tele y sobre todo no puedo dormir. Me levanto todas las mañanas cansado, y en la oficina me llamaron la atención porque me quedo dormido en el escritorio. Mi novia me dejó y se fue a vivir a la casa de una amiga.
Probé utilizar tapones en los oídos y tomar pastillas para dormir pero nada sirve. Un amigo me sugirió instalar unos paneles acústicos que aíslan el ruido, pero es muy costoso. Otros me recomendaron directamente mudarme. La cuestión es que yo estoy muy nervioso, y siento que la mente se me nubla a veces.
Reitero una vez más, que no tengo nada contra el Sr. Boronovsky, ni contra la ópera, ni contra los sordos, pero cada día que pasa estoy más desesperado y ya no sé qué hacer. Mi vida es un desastre.
Por eso hoy cuando vi la puerta entreabierta del vecino de al lado no pude resistir la tentación de entrar y bajar el volumen. Creo que el Sr. Boronovsky se asustó y no me reconoció, o quizás pensó que habían entrado a robarle.
Yo no quería hacerle nada al Sr. Boronovsky, yo solo quería bajar el volumen, y dejar de escuchar la música, y ahora también dejar de escuchar los gritos del Sr. Boronovsky, que me mira aterrado y que cae al piso mientras yo lo sigo golpeando, porque yo no tengo nada contra los sordos, pero quería un poco de silencio, nada más.



Texto seleccionado por el GRUPO ATLÁNTICO en su Primera Convocatoria de Escritores, Leído en el Acto de presentación del Grupo que tuvo lugar el viernes 30 de agosto de este año en el Centro Cultural La Grieta, Alsina 2143, Ciudad de Buenos Aires.

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