Atlántico
Argentina
Montado el viento sobre lomo de crines turbias
se desploma agónico en la orilla.
El azul milenario desgasta la piedra
roe la playa
y regresa a su hondura infinita.
Gotas salobres perlan los párpados
quizás, las olas alguna
vez fueron lágrimas
en eterna noria de
ausencias…
Duerme la tarde.
Cubren el sol bajo
el horizonte
sábanas de espuma.
En la arena
las caracolas
sueltan amarras
dejándose ir.
Violentos embates
conmueven el abismo
profundo
pero ella –solo
ella–
luna que espeja
lozana bruñida negrura
en diálogo sensual marca
ritmos infinitos
sístole y diástole
–desde tiempos sin
mensura–
el vaivén de la
marea.
Muchas gracias por la bella publicación de mi poema.
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