Las cosas perdidas
Argentina
El viento nos trae la
música
de la tierra: las hojas y
la nieve
las noticias, las
repercusiones y las horas.
Las cosas de otros
pasan por la ventana soberbia
del presente
y nos agobian como
fantasmas propios
que también son nuestras
pérdidas.
También los gestos
individuales
traídos por la escoba del
viento.
Lo que hicieron los niños
tras ingerir las uvas
para el cuadro de
Murillo.
Se arremolinan
embistiendo pasos
imitando acciones para
los que vendrán.
El viento nos recuerda el
olvido
la secuela de los pecados
del mundo.
Personificamos el dolor
que padecieron otros
semejante al que sufrirán
más allá de nosotros.
Las cosas perdidas
siempre vuelven a interpelarnos
confrontación que nos
recuerdan los estragos de papel
envoltorios de obsequios
desaparecidos, insumos y caprichos
deambulan por la noche
cual medusas de plástico.
Como nuestra desidia y
negación de que somos
uno entre todos
con todo
con el todo.
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